Portada » Fachadas de bambú sostenibles e ignífugas para una construcción industrializada y responsable
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Por Sara Monge, directora de MOSO® en España y Latinoamérica

En la edificación tradicional, la fachada ha sido históricamente tratada como un elemento estético o secundario. Se trata además de uno de los elementos más sensibles al análisis de ciclo de vida (ACV), debido a su exposición directa a la intemperie y al hecho de que su reparación, mantenimiento o sustitución implica una intervención costosa. Sin embargo, con la adopción de metodologías constructivas industrializadas, la envolvente pasa a ser un componente técnico fundamental, que requiere soluciones que reduzcan el mantenimiento, prolonguen la vida útil y, al mismo tiempo, respeten criterios estrictos de sostenibilidad y seguridad.

Un material técnico de origen natural

En una época en la que el sector de la construcción causa 39% de las emisiones de CO2, el uso de materiales como el bambú permite avanzar hacia una construcción con menos emisiones de CO2, sin comprometer la seguridad ni la calidad. Los resultados muestran que la huella de carbono de los productos de MOSO® Bamboo durante la producción es inferior a la del carbono almacenado durante el crecimiento. Es más, 1 m3 de revestimiento de fachada Bamboo N-durance® permite almacenar 1637.44 kg. de CO2 que es el equivalente al CO2 de 13759.97 km. conducidos por un coche de gama media.

Esta capacidad, unida a su regeneración natural, convierte al bambú en una alternativa especialmente alineada con los objetivos europeos de descarbonización y economía circular, y lo posiciona como un recurso estratégico en la transición hacia una edificación más responsable. El bambú ha sido objeto de una profunda transformación tecnológica en las últimas décadas.

Mediante procesos industriales de tratamiento al vapor y compresión de las tiras del bambú, es posible obtener lamas y listones con propiedades equivalentes, o incluso superiores, a las de maderas duras tropicales o composites sintéticos. Una de sus principales ventajas radica en su origen renovable: el ‘bambú Moso’ (Phyllostachys edulis) alcanza la madurez en apenas cinco años y se cosecha sin necesidad de replantación, ya que su sistema de rizomas permite una regeneración continua.

Esta característica, junto con su elevada capacidad de captación de CO₂, lo posiciona como un material con una huella de carbono muy baja, tal y como avalan diversas Declaraciones

Ambientales de Producto (EPD).

Además de sus excelentes propiedades técnicas, el bambú de MOSO® destaca por su fuerte respaldo en certificaciones ecológicas internacionales. Su uso puede contribuir a la obtención de créditos en los principales sistemas de evaluación de la construcción sostenible, como LEED y BREEAM, en categorías que valoran aspectos clave como la selección de materiales responsables, la calidad ambiental interior o la eficiencia de los recursos.

La certificación FSC® (Forest Stewardship Council®) es el sistema más reconocido a nivel global en sostenibilidad forestal está disponible para productos de bambú. MOSO®, como pionero en la industria, ofrece soluciones certificadas FSC® desde 2010, garantizando una trazabilidad completa y responsable desde su origen natural hasta su instalación final. Fachada MOSO® Bamboo N-durance®. Diseño: Unibouw / Awood.

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